Victor von Bruns, un cirujano que enseñó en la Universidad en Tubinga, había inventado un modo de extraer la grasa del algodón, lo cual permitía que el material absorbiera más líquido. En 1873, Hartmann empezó a producir masivamente y vender un nuevo tipo de apósito basado en los hallazgos de von Bruns que mejoró radicalmente el tratamiento de heridas y revolucionó el sector sanitario.
Igual de importante para el porvenir de la empresa fue el intercambio de Hartmann con el cirujano británico Joseph Lister, que comenzó más o menos en la misma época. Lister fue la primera persona que trató heridas con vendas empapadas en fenol, descubriendo así un método de cicatrización mucho más efectivo. Cuando Hartmann se enteró de tal hallazgo, contactó de inmediato con el cirujano, quien le dio instrucciones precisas sobre cómo producir el apósito que había ideado.
Al cabo de poco, en 1874, se inició la producción del apósito de Lister, que enseguida se convirtió en otro de los productos más vendidos de HARTMANN. Aunque Hartmann y Lister jamás se conocieron en persona, su intensa comunicación por carta supuso uno de los pilares del éxito de HARTMANN como proveedor del sector sanitario.